EL NIÑO QUE NO SABÍA COMER
Con este cuento motor se pretende enseñar a comer bien a los niños, índicándoles cuáles son las pautas, movimientos y gestos correctos. Se puede desarrollar perfectamente en el aula y nos podemos ayudar de imágenes y objetos para la explicación.
Había
una vez un niño que todos los días al levantarse (abrir
la boca como sí nos estuviéramos desperezando, inspirar por la nariz y echar el
aire por la boca diciendo aaahhhh) iba a desayunar. Para beber la leche
no apretaba los labios y se le caía casi toda (abrir
y cerrar los labios de forma relajada, para beber), y algunas veces
hacia pedorretas y aún se le caía más (Inspirar por
la nariz y soplar haciendo pedorretas con los labios), y las tostadas se
las comia con la boca abierta y se le caían todas las migajas por el cuerpo (Hacer como que estamos comiendo con la boca abierta).
Después,
cuando le tocaba la hora de la comida, le pasaba algo parecido. Empezaba a
comer la sopa y hacia mucho ruido.
Primero
soplaba fuerte para enfriarla y derramaba mucha (Inspirar
por la nariz y soplar fuerte por la boca, varias veces), y luego metía la
boca en el plato y daba grandes sorbetones, haciendo bastante ruido (Tomar aire por la boca como si estuviéramos absorbiendo
la sopa).
Para
comerse un filete con patatas, lo cogió con la mano y lo metió en la boca, (moviéndola de un lado para otro, de arriba a abajo,
abriéndola mucho y muy rápido). Parecía un animal hambriento.
Por la
noche se comía una copa de nata con chocolate, y no veas cómo se ponía la cara
y toda la ropa. (Sacaba la lengua mucho y la movía
rápidamente de un lado para otro, hacia arriba, hacia abajo, pasándola por los
labios). Más que un niño parecía un cerdo o un caballo, con esa lengua
tan grande.
Pero
una noche, pasó algo sorprendente, estupendo. Cuando estaba el niño durmiendo (Inspirar por la nariz y echar aire por la boca suavemente),
apareció un duende, que tenía poderes mágicos, y le dijo unas palabras
contando: (- Lalaliií, lalalaaa, mañana comerás, –
Lalaliíí, lalaleee, mañana comerás bien, Y así lo repitió varias veces.)
Entonces
al día siguiente cuando se despertó (Inspirar por
la nariz y echar el aire por la boca, desperezándose, diciendo aaahhh),
se fue a desayunar, y se bebió la leche sin caerse una gota (glu glu glu…), las tostadas se las comió
estupendamente (moviendo la boca cerrada de un lado
para otro y suavemente). Su familia estaba sorprendida, de lo bien que
había desayunado. Pero cuando llegó la comida, aun se quedaron más
sorprendidos, porque comió mejor todavía con cuchillo y tenedor y moviendo la
boca muy bien (hacer esto último), y no se
le caía nada a la ropa, ni al suelo.
Con la
copa de nata y chocolate que se comió de postre, no se manchó nada. (Sacar la lengua moviéndola despacio, de un lado para
otro y juntando los labios uno sobre otro saboreando la copa, uuuhhmmm).
Todo lo
hizo muy bien. Todos estaban tan contentos, que aplaudieron (palmadas con ritmo dirigidos).
A
partir de ese día siempre comió muy bien.
Por
eso, el que come bien y con educación, será un campeón.
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